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viernes, 11 de abril de 2014

La mejor cabeza de Europa

"No tengo nada más que ofrecer que; sangre, ímprobo esfuerzo, sudor y lágrimas"
Esta fue las grandes frases pronunciada por una de las mentes políticas más brillantes del Siglo XX. Una frase que pronunciada en su primer discurso como Primer Ministro de Inglaterra. Les estoy hablando de Winston Churchill. La situación en que llegaba al poder era difícil. Ese año de 1940, el mundo llevaba en guerra desde hace un año. Una guerra que se veía venir desde hace mucho tiempo con las injerencias nazis y de la Unión Soviética en una Europa, que volvía nuevamentente a las andadas.


Por eso Churchill, que antaño había formado parte de Gobiernos colaboracionistas, hasta cierto punto, con los nazis, veía que el enemigo se acercaba poco a poco y que uno de sus objetivos era la invasión de Inglaterra. El propio Churchill ya había advertido al anterior Primer Ministro Chamberlain del peligro de Hitler y sus secuaces, pero éste había preferido pactar una falsa paz que hacer caso al Primer Lord del Almirantazgo.

Con su clásico puro

La guerra estalló y Churchill, al igual que otros no veía más posibilidad que defenderse en medio de penurías y lamentos. Los nazis intentaron la invasión de Inglaterra, pero los aviadores ingleses supieron hacerles frente y es que desde Guillermo el conquistador nadie había podido conquistar tierra británica y Churchill, desde su posición, lo sabía. 
"Para bien o para mal, el dominio del aire es hoy la máxima expresión del poderío militar. Las flotas y los ejércitos, aunque necesarios, deben aceptar un lugar subordinado"
Pero para combatir a los nazis tuvo que buscar aliados en los Estados Unidos, que entró en la guerra tras el ataque a Pearl Harbor, y la Unión Soviética del dictador Stalin, a pesar de que despreciaba al socialismo tanto como al nazismo.
"El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la predica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria"
El caso es que tras el fracaso de la invasión inglesa, los nazis insistieron por Rusia, pero como hace más de un siglo le había pasado a Napoleón, el General Invierno les derroto hasta tal punto, que su repliegue llego hasta la misma Alemania y allí los aliados los masacraron y muchos jefes nazis, entre ellos Hitler, se suicidaron, pues prefirieron su muerte, que contemplar una derrota anunciada.

De izquierda a derecha: Stalin, Roosvelt y Churchill

El épico signo de "V" de Churchill tras vencer al demonio nazi se convirtió en todo un símbolo de resistencia frente al invasor. Sin embargo, su gestión de la crisis no le sirvió para ganar las elecciones, que perdió frente a Clement Attlee. Era paradójico que a pesar de contar con el aprecio mundial, Churchill no tuviera las simpatias del electorado británico.


Lo cierto es que años después volvió al poder en 1951, siendo el Primer Jefe de Gobierno del Reinado de Isabel II, que comenzaría un año después de su elección. Un grande de la política que se retiro definitivamente en 1955 y llegó a conseguir un Nobel de Literatura por "su dominio de la descripción histórica y biográfica, así como su brillante oratoria en defensa de los valores humanos". 

Una señal para la historia

No voy a decir que Churchill era perfecto. Fue un hombre de contradicciones como cualquiera de nosotros. Tampoco voy a decir que fuera un gran gobernante. Lo que es seguro es que fue el mejor en una época tan complicada como fue la de la Segunda Guerra Mundial. Un político cuya vocación fue la gente como nos dijo en uno de sus múltiples discursos y entrevistas:
"Un político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones"

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