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jueves, 6 de marzo de 2014

Los versos de oro

Hubo una época en la que España era un país tenido muy en cuenta. Me estoy refiriendo a la del Siglo de Oro. Pero no sólo a nivel político, que también, sino artístico. Algo que, en cierta medida, ayudo a que se expandiera la cultura hispana, en especial su idioma, el castellano, a los confines de la tierra.


A tal fin contribuyeron los grandes literatos que hemos tenido la suerte de tener. Y es que no hay nada como un Lope, Quevedo, Góngora o Garcilaso para despertar los más hondos sentimientos alrededor del Amor, la Vida, la Muerte, La Religión y muchas cosas más con sus maravillosos poemas.
Precisamente es eso lo que me propongo. A continuación, les pongo una lista de los que, en mi opinión, son las más grandes poemas de una época gloriosa para las Artes Hispánicas y el por qué de su inclusión en la misma. Y es que ya lo dijo el romántico Bécquer: "Podrá no haber poetas, pero siempre poesía".

Los mejores versos
1. Félix Lope de Vega-Soneto (Por su definición de Amor y las contradicciones que este trae)
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
2. Francisco de Quevedo-Poderoso Caballero (Por la universalidad de su mensaje a traves del tiempo)
Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
3. Anónimo-Soneto a Cristo (Por el concepto de Amor pregonado hacía Dios mismo)
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
4. Gutierre de Cetina-Madrigal (Por mostrarnos la belleza de los ojos de una mujer)
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
5. Francisco de Quevedo-Los muros de la patría mía (Por su grandeza a la hora de mostrarnos la futilidad de la vida)
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo; vi que el sol bebía
los arroyos del yelo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa; vi que, amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
6. Luis de Góngora-Soneto (Por su claridad a la hora de mostrarnos el paso de la belleza a la nada)
Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Mientras a cada labio, por cogello,
Siguen más ojos que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con desdén lozano
Del luciente cristal tu gentil cuello,

Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,

No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
7. Francisco de Quevedo-Cerrar podrá mis ojos (Por mostrarnos al Amor más allá de la propia muerte)
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevaré el blanco día;
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso linsojera;

mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa:

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado.
8. Garcilaso de la Vega-Soneto V (Por darnos a entender que el Amor es la única razón de existir y de morir)
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.
9. Pedro Calderón de la Barca-Sonero (Por mostrar el paso de la gloria al futuro más desesperanzador)
Éstas, que fueron pompa y alegría,
Despertando el albor de la mañana,
A la tarde serán lástima vana,
Durmiendo en los brazos de la noche fría.

Este matiz, que al cielo desafía,
Iris listado de oro, nieve y grana,
Será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!

A florecer las rosas madrugaron
Y para envejecerse florecieron:
Cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:
En un día nacieron y expiaron;
Que pasados los siglos, horas fueron.
10. Francisco de Quevedo-Erase un hombre a una naríz pegado (Por llevar la burla al absurdo más increíble)
Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;

Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;

Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.

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