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domingo, 23 de febrero de 2014

El día en que se paró la Democracía

23 de Febrero de 1981. Ese día en el Congreso de los Diputados, se votaba la investidura de Calvo-Sotelo como Presidente del Gobierno, tras la dimisión de Adolfo Suárez unas semanas antes. 


A las 18:22 horas, cuando iba a emitir su voto un diputado socialista se comenzaron a oír una serie de voces en los pasillos del Congreso. Fue entonces cuando ante el estupor de todos apareció el Teniente Coronel Antonio Tejero, que subido en la Tribuna y con una pistola en la mano, gritó: "¡Quieto todo el mundo!"  y dio orden de que todos se tirasen al suelo.
Un enfadado Teniente General Gutiérrez Mellado, Ministro de Defensa y militar de más alta graduación, le increpo e intento quitarle el alma. Varios disparos soltó al aire el propio Tejero y los militares que le acompañaban. Sólo Suárez y Mellado permanecieron en frente de los golpistas, que con sus disparos buscaban increpar a los diputados. 

Mellado zarandeado por los militares

Varios militares se mantuvieron firmes en defensa de la Constitución, mientras otros como Miláns de Bosch sacaron los tanques a la calle de Valencia, proclamando el Estado de Excepción. Miláns era un tipo corrupto y despreciable, monárquico, que odiaba a la Democracia y que se jactaba de tener varios familiares golpistas.

Tanques de Valencia

La idea de los militares golpistas era formar un Gobierno de concentración. Para ello concentraron a los principales lideres de los diferentes partidos, mientras esperaban a su elefante blanco, que, según se cuenta era Alfonso Armada, que era, ni más ni menos, el Secretario General de la Casa del Rey. El propio Armada quería meter en su Gobierno a los comunistas, algo a lo que se negó el propio Tejero. Por otro lado, la televisión y la radio habían sido tomadas por los golpistas, que durante todo el día tuvieron secuestrados a los diputados.

Alfonso Armada

La clave la dio el Rey cuando en un mensaje para la historia, dijo que no iba a tolerar que la Democracia, que se nos había dado, fuera secuestrada, ordenando a los Jefes Militares que depusieran su actitud. Poco a poco fueron saliendo los Diputados, muchos de ellos descolgándose por las propias ventanas. 


Ante la falta de ideas, el propio Tejero se rindió. Muchos fueron los condenados, entre ellos Tejero, Miláns y el propio Armada, que falleció el año anterior, llevándose a la tumba los secretos oscuros que escondió el golpe. Muchos afirman que desde la Monarquía, pasando por los Estados Unidos o el Vaticano, se había fomentado que se diera un golpe, que afortunadamente fracaso. 

Manifestación en favor de la Democracia

No sabemos si escondio algo tal suceso, que quedaría para la historia. Lo que si sabemos es que durante esas horas, como de un plumazo se para la Democracia con esos disparos en el Congreso de los Diputados.

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