El anuncio que se ha hecho del consabido pacto de la educación no esa que sea un absurdo, sino toda una burla para los que de verdad queremos un sistema educativo de calidad.
Desde hace mucho tiempo se lleva hablando desde la política de un supuesto pacto educativo que nunca se da porque los dirigentes políticos nunca se ponen de acuerdo porque en ellos priman los intereses electorales e ideológicos que el fomentar el esfuerzo y compromiso con los valores.
También es verdad que no todos tienen la misma responsabilidad en el tema educativo. Desde el PSOE siempre se ha fomentado un absurdo igualitarismo en las aulas donde el que suspendía cuatro pasaba de curso, igualándolo al que, con más o menos dificultad, aprobaba todo. También se le ha quitado al maestro el grado de autoridad en la escuela y la sociedad, dándole más importancia a los padres, que gracias a sus asociaciones están metiéndose con calzador en el funcionamiento normal de un centro educativo.
El único pacto posible no tiene que ser entre políticos, sindicatos, padres y alumnos. El pacto tiene que ser entre educadores, que se deben guiar desde el sentido común para fomentar una educación de calidad. Y lo importante no es cuanto se gasta o se deja de gastar en educación. Los países nórdicos se gastan muchisimo menos en educación que España y tienen mejores resultados. Lo importante es fomentar dos valores esenciales que desde algunos sectores minusvaloran, pero que son el motor de la sociedad: el compromiso y el esfuerzo. Que determinados políticos responsables en gran medida del desastre no sólo en educación, sino en sanidad, me hablen de pactos es un brindis al sol que no sirve de nada.
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