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domingo, 6 de octubre de 2013

El Senado o la cueva de los 40 ladrones

Desde siempre he pensado que España tendría que ser un Estado con una cámara. El Senado aparte de no servir para nada, se a convertido en una gastadera de dinero inútil que para nada influye en los destinos de España.


Pero aún hoy se hace más necesaria si cabe su total extinción puesto que los políticos la han convertido en una cámara para poner a sus acólitos o, lo que es peor, a gente que esta imputada o en procesos delictivos. Para colmo ya ni es una cámara en la que los ciudadanos eligen a sus representantes, puesto que los Parlamentos se han arrogado el derecho a poner a gente de moral más bien escasa para que no sean juzgados como todo el mundo y que directamente vayan al Supremo.
Muchos dicen que esas personas igualmente serán juzgadas, aunque sea por un órgano superior, con la misma equidad y justicia que cualquier español. No pensaría otra cosa si no fuera porque los miembros del tribunal no fueran elegidos por el Consejo General del Poder Judicial, cuyos componentes son elegidos por los políticos. ¿Cómo se atreven a decir que la justicia es igual para todos cuando ellos ponen a dedos a senadores y a miembros de la judicatura en el órgano supremo de los jueces?
El que los partidos en España son antidemocráticos es evidente, no hay más que ver sus estructuras y funcionamiento de las mismas, pero eso no implica que intenten "cargarse" la Democracia. El Estado de Derecho, tan mencionado por algunos, no consiste en votar cada cuatro años y ya esta. Es ser consecuente con las acciones de cada uno y respetar la imparcialidad de los jueces y que éstos no sólo lo sean, sino que lo parezcan, diciendo ésto último no sólo por un determinado ex-juez, sino por algunos que están en activo y son una lacra para la sociedad española.

A algunos si tuvieran dignidad debería caersele la cara de vergüenza

Si queremos una justicia plena y una Democracia total lo primordial es respetar al oponente político y no utilizar determinadas instituciones para lograr una salida. El Senado, cámara que debe desaparecer, es una institución que han convertido en la cueva de los 40 ladrones. Una institución absurda, que nadie con sentido común sabe para lo que se hizo y que los políticos buscan con ahínco para darle salida a sus asuntos judiciales.

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