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lunes, 15 de julio de 2013

La virtud

La virtud, al igual que todas las cosas de esta vida, esta hecha para ser practicada, no oída. Por eso Jesucristo nos anima a ser virtuosos y ser conscientes de nuestras faltas: "Quien este libre de pecado, que tire la primera piedra" nos decía cuando iban a apedrear a una mujer adultera. 

 
Pues en esa escena es lo que pienso cuando veo a determinados elementos llamados líderes políticos como el señor Rubalcaba "flamante" secretario general del PSOE pedir la dimisión de Rajoy porque éste cobro determinados emolumentos hace más de diez años (al menos de momento). Se le tendría que aclarar al señor P. (así es como se presento a las elecciones) que el podría darnos clases magistrales de corrupción, no sólo económica, sino moral: fue el Portavoz de los GAL, un Gobierno, el de Felipe González, cuyos dirigentes se contaban por imputados y condenados (Roldan, filesa, Caso Guerra, espionaje a mansalva, PSV, etc.). Un señor que supuestamente y dirigiendo desde el Ministerio de Interior aviso a los etarras que los iban a detener en el bar Faisán. Ese señor es acaso ejemplo de virtud. Por no hablar de Izquierda Unida cuyo dirigente máximo en Andalucia, el señor Valderas, compro al banco un piso de una persona a la que desgraciadamente habían desahuciado. Podemos contar infinitos casos en otros partidos: CIU (el Padrino Puyol al acecho), ERC, PNV y tantos otros.
El problema no esta en un dirigente que comete un error. El problema es que no lo asume y encima se queda. Y para más inri se atreve a dar lecciones de moralidad a los demás cuando no es precisamente un ejemplo de virtud.
La virtud esta para ser practicada y después ser consecuente con tus actos y no tener la poca vergüenza de encima quejarte cuando alguien comete un delito o un error. Pero cuando hablamos de gente como Rubalcaba, Arenas y tantos otros que si se fueran de la política no harían absolutamente nada porque no saben hacer nada, pues pasa lo que pasa. La política esta para ser practicada por gente honesta. Gente que respete a sus votantes y que no pudran las entrañas de un país que se desangra (no sólo a nivel económico, sino moral). España necesita un cambio de modelo, comenzando por la renovación de los partidos y la participación de los ciudadanos. Que éstos se involucren y se deje que participen abiertamente en la Democracia.

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