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miércoles, 10 de julio de 2013

Genios de la Literatura: Rubén Darío

Uno de los literatos en lengua hispana más influyentes de la historia reciente del castellano, además de ser el máximo presentante del modernismo en esta lengua.


Félix Rubén García Sarmiento nació en Metapa (actual Ciudad Darío), Matagalpa, Nicaragua, el 18 de Enero de 1867. La conducta de Manuel, su padre, poco ejemplar, dado que frecuentaba las relaciones con prostitutas y era un obseso del alcohol, provoco que Rosa, su madre, abandonara el hogar familiar cuando estaba embarazada del futuro escritor. El matrimonio, ya después del nacimiento de Rubén, llegó a reconciliarse, teniendo, incluso otra hija que murió a los pocos días. 
Tras el fallecimiento de su hija, la relación entre los dos conyuges se volvio a deteriorar. Otra vez, su madre volvió a abandonar el hogar para ir a casa de una tía suya. Poco después, su madre conoció a otro hombre, estableciendo su residencia en San Marcos de Colón, en el departamento de Choluteca, en Honduras.
El que se le conociera con el apellido Darío tiene su explicación: su familia paterna, era conocida con el apellido de Darío, en lugar del García que en realidad les correspondia.
La infancia de Rubén transcurrió en la ciudad de León, criado por sus tíos abuelos Félix y Bernarda Ramírez, que para el fueron sus verdaderos padres, ya que su madre vivía en Honduras y con su padre nunca tuvo relación.
De su infancia apenas conocemos algunos detalles, aunque parece que cuando murió Felix Ramírez, el cual era Coronel, pasaron ciertas estrecheces económicas. Rubén resulto ser un lector precoz (según él, aprendió a leer a los tres años) y ya por aquella época compuso sus primeros versos. En 1879 escribió un elegía de título "Una lágrima", cuando acababa de cumplir trece años, que apareció en el diario El Termómetro, de la ciudad de Rivas en 1880.
Poco después colaboro en la revista literaria de León "El Ensayo" destacando por sus versos que le hicieron ganar gran fama en la región. Sus influencias eran autores hispanos tan importantes como Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce y Ventura de la Vega, aunque también se intereso por la obra de otro grande de la literatura como Victor Hugo, el cual sería muy importante para la obra poética de Rubén Darío.
Sus obras de aquella época demuestran un pensamiento liberal que en esos tiempos era hostil a la influencia que tenía en la sociedad la Iglesia Católica como podemos ver en su obra "El Jesuita" publicada en 1881.
En esa época, tenía la idea de publicar su primer libro "Poesía y Artículos en Prosa" que, curiosamente, no vería la luz hasta cincuenta años después de su muerte. Los actos sociales se convirtieron en una constante en su vida ya que era conocido por tener una memoria privilegiada, además de ser una persona muy culta.

 
A finales de 1881 se trasladó a Managua, capital del país, con el bebeplacito de algunos políticos liberales que habían tenido la maravillosa idea de que, dadas sus grandes dotes poéticas, debería educarse en Europa a costa del dinero público. Pero el tono anticlerical no convencio al Presidente del Congreso, el conservador Pedro Joaquín Chamorro y Alfaro y se trunco tal idea, y se resolvió que estudiara finalmente en la ciudad nicaragüense de Granada. Pero Rubén se quedó en Managua y continuó su actividad periodística, colaborando con los diarios "El Ferrocarril" y "El Porvenir de Nicaragua". En 1882 tomaría rumbo hacía El Salvador.
Ya en El Salvador conocería al Presidente del país, Rafael Zaldivar a instancias del poeta Joaquín Méndez. También conoció al poeta Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía francesa. En ese tiempo, intentó por primera vez adaptar el verso alejandrino a la métrica castellana, convirtiendose este tipo de verso en una constante dentro de la obra de Rubén Darío en particular y del modernismo en general. En El Salvador llegó a tener gran celebridad, participando en festejos como la conmemoración del centenario de Bolivar, pero al final llegó a pasar penalidades económicas y enfermo de viruela volvió a su país natal en 1883.
Tras su regreso, residió por poco tiempo en León y se fue a Granada. Finalmente volvió a Managua, donde encontró trabajo en la Biblioteca Nacional, y reanudó la relación con su antiguo amor, Rosario Murillo. En 1884 fue condenado por vagancia a la pena de ocho días de obra pública, aunque no llego a cumplir la condena.En esa época tenía unb libro preparado para su impresión "Epístolas y Poemas", pero no llego a ver la luz hasta 1888 con el título "Primeras Notas". También lo intento con el teatro, teniendo cierto éxito con su obra "Cada oveja...". Tras un consejo del salvadoreno Juan José Cañas, se fue a Chile en 1886.
En Chile, gracias recomendaciones desde Managua, recibió la protección de Eduardo Porier y del poeta Eduardo de la Barra. En colaboración con Poirier escribió una novela "Emelina", participando en un concurso literario, aunque sin suerte. Darío encontro trabajo en el diario "La Época" desde Julio de 1886.

"Azul...", una de sus primeras grandes obras

En étapa chilena, Darío vivió en condiciones económicas precarias, además de recibir el desprecio de la aristocracia local debido a su escaso refinamiento y color de piel. Darío logró publicar su primer libro en 1887 con el título "Abrojos", que dedico a Manuel Rodríguez Mendoza, uno de los pocos amigos que hizó allí, y participó en varios certámenes literarios de Valparaíso. Posteriormente, regresó a la capital, encontrando trabajo en el diario "El Heraldo", donde colaboro entre Febrero y Abril de 1888. Ese mismo año, gracias a sus amigos Poirier y de la Barra, apereció en Valparaíso "Azul..." una de las obras más importantes de Darío y que resultó importante en la recientemente iniciada revolución literaria modernista. En el libro, aparecían una serie de poemas y de textos en prosa escritor por Darío en años anteriores y, aunque el libro no tuvo un éxito inmediato, poco después se ganó la admiración de todos los que aman la literatura. Las dos cartas del crítico literario Juan Valera a Rubén Darío elogiando su obra, a pesar de su influencia francesa ("galicismo mental" lo llama Valera) lo consagraron definitivamente dentro del panorama literario artístico en lengua castellana.
La gran fama que alcanzó Darío, le hizo obtener el puesto de corresponsal de uno de los diarios con mayor difusión de toda Hispanoamérica "La Nación" de Buenos Aíres. Poco después volvió a Nicaragua, siendo recibido con todos los honores dada la gran calidad literaria que poseía Darío. Se trasladó a El Salvador, siendo nombrado director del diario "La Unión", defensor de la unión centroaméricana. En ese país contrajo matrimonio civil, el 21 de Junio de 1890, con Rafaela Contreras, hija del popular orador hondureño, Álvaro Contreras.Al día siguiente se produjo un golpe de Estado contra el Presidente, el General Francisco Menéndez, dirigido por el General Ezeta que, curiosamente, había estado invitado a la boda de Darío. El nuevo Presidente quiso ofrecerle puestos importantes en el nuevo orden del país, pero Darío prefirió irse a Guatemala, mientras su mujer permanecio en El Salvador. Darío publicó en el diario guatemalteco "El Imparcial" un artículo, titulado "Historia negra", denunciando la traición del propio Ezeta.
A finales de 1890, le fue encomendada la dirección de un periódico recién creado "El Correo de la Tarde". Allí publicó la segunda edición de "Azúl", teniendo como prologo las cartas de Juan Valera, algo que es habitual en todas las ediciones posteriores de la obra. Su esposa se reunió con él, el 11 de Febrero, y contrajeron matrimonio religioso en la Catedral de Guatemala. Los problemas económicos del diario de Rubén debido a que dejo de percibir subvención por parte del Gobierno, hizó que finalmente cerara. Entonces, probó suerte en Costa Rica donde los problemas económicos le arreciaban. Allí nació su primer hijo, Rubén, en el año 1891.
En 1892, dejó a su familia en Costa Rica y se decidio a marchar a Guatemala y después a Nicaragua, donde el Gobierno lo nombró miembro de la delegación que ese país iba a enviar a Madrid, la capital de España, con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América. Para Rubén suponía una oportunidad histórica, un sueño tantas veces pospuesto: viajar a Europa.


En España conoció a literatos de la calidad de Zorrilla o Emilia Pardo Bazán y a políticos tan importantes como Castelar o Canovás del Castillo. De regreso a Nicaragua, le llego la fatal noticia de que su mujer había fallecido.
En Managua, se encontraría nuevamente con Rosario Murillo, casándose finalmente. Ese mismo año, su amigo, el Presidente de Colombia, Miguel Antonio Caro, lo nombró cónsul honorífico de Buenos Aires, por lo que emprendió su viaje a Argentina. Antes de llegar, paso por Nueva York, conociendo al poeta cubano José Martí y viajo a París, uno de sus sueños más grandes, teniendo en cuenta la admiración que sentía por la literatura francesa, en especial por Víctor Hugo. En 1893 llegaría a Buenos Aíres. En esa época, su mujer estaba embarazada dando a luz a un niño al que llamarón Darío, pero la alegría duro bien poco. A causa del tétano, el recién nacido moriría pocas semanas después.


En Buenos Aires, Darío fue bien recibido,entrando de lleno en la vida intelectual del país. Sus excesos, sobre todo con el alcohol, hizo que en más de una ocasión tuviera que recibir cuidados médicos. En esa época, falleció su madre, a la que como ya he dicho apenas conoció, pero cuya muerte le afecto profundamente. Pero los problemas de Darío no estuvieron en la muerte de su madre, sino en que el Gobierno argentino decidió suprimir su consulado en Buenos Aires. Para subsistir, obtuvo un empleo como secretario de Carlos Carlés, director general de Correos y Telégrafos.
En 1896, publicó en Buenos Aires, dos libros importantes dentro de su obra: "Los raros", una selección de artículos sobre los escritores que, por una razón u otra, más le interesaban; y, una de  sus obras más recordadas, "Prosas profanas y otros poemas", el libro que supuso la consagración definitiva del Modernismo literario en lengua castellana.

 
En esos años, tuvo la oportunidad de embarcarse a España como corresponsal de "La Nación" para informar de la situación del país tras el desastre de 1898 por el cual había perdido las colonias de ultramar (Cuba, Filípinas y Puerto Rico) a manos de una nación emergente y que ya era toda una realidad: Estados Unidos.
Darío publicó una serie de artículos en los cuales habla de una situación de tragedia, pero confiaba en que la nación se recuperaría y donde nos demuestra una total simpatía hacía España. Esos artículos serían publicados posteriormente en 1901, en forma de recopilación, con el título "España Contemporánea. Crónicas y retratos literarios". Darío despertaba admiración alla por donde pasara, ganandose el afecto de escritores que ya empezaban a despuntar como Juan Ramón Jiménez (futuro Premio Nobel) o Ramón María del Valle-Inclán, admiradores del modernismo.

Rubén y su compañera, Francisca

En 1899, estando legalmente casado con Rosario Murillo, conoció, en la Casa de Campo de Madrid, a Francisca Sánchez del Pozo, campesina analfabeta, que se convertiría en la compañera de sus últimos años. Posteriormente, viajó a París con el objetivo de cubrir la Exposición Universal. En los primeros años del Siglo XX, su residencia habitual estaban en la capital de Francia, donde pública la segunda edición de sus "Prosas profanas y otros poemas". Fue nombrado cónsul de Nicaragua, viviendo con más desahogo si cabe. También conoce a otro admirador de su obra, Antonio Machado, uno de los grandes de la literatura española, el cual visita con frecuencia la capital gala. 



En 1905 se desplazó a España como miembro de una comisión nombrada por el Gobierno de Nicaragua cuyo objetivo era resolver una disputa territorial con Honduras. Ese año publicó en la capital de España una de sus grandes obras, "Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas", editado por Juan Ramón Jiménez. También publica uno de sus poemas más recordados contrarios al Imperialismo Yanqui, el cual amenazaba la libertad de los pueblos hispanos:
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Ese mismo año, fallece el hijo que tuvo con su compañera, Francisco Sánchez, debido a una bronconeumonía. Darío fue muy criticado debido al subito cambio de opinión con respecto a Estados Unidos en un Poema escrito en Río de Janeiro donde se hallaba siendo secretario de la delegación nicaragüense, en la Tercera Conferencia Panamericana. El poema conocido como "Salutación del Aguila" sentó muy mal, teniendo en cuenta el sentimiento antiyanqui, el cual se había gestado durante esos años en América latina.
En Malloca, comenzó a escribir un libro que no termino "La Isla de Oro", aunque apareció por entregas en "La Nación".
Pero la llegada a París de su esposa "legal", Rosario Murillo vino a trastocar sus planes de una vida placida. La esposa se negaba a ceptar el divorcio a menos que Rubén le diera una compensasión importanto, algo a lo que se negó. Al final viajo a Nicaragua para resolver el contencioso en los tribunales. En esa época, nació el único hijo que sobrevivió a la pareja formada por él y Francisca, dándole el nombre de Rubén (su padre lo apodaba "Guicho"). No tuvó éxito en su demanda de divorcio. Sus gastos en el juicio le imposibilitaron el volver a París. No obstante, consiguió puestos diplomaticos en Madrid, merced a sus gestiones y a la gran relación que mantenía con el Presidente Nicaragua, José Santos Zelaya. El derrocamiento de Zelaya hizó que Darío perdiera sus puestos dentro de la diplomacia del país.
Tras perder su puesto como diplomatico, se traslado nuevamente a París. Su alcoholismo crónico le causaba diferentes trastornos tanto físicos como psicologicos, por lo que su salud se fue deteriorando poco a poco. Publica nuevos libros como "Canto a la Argentina" por encargo de "La Nación".
En 1910, viajó a México como miembro de una delegación nicaragüense para conmemorar el centenario de la independencia del país azteca. El dictador méxicano, Porfirio Díaz, se nego a recibir al escritor, mientras que fue recibido triunfalmente por el pueblo, que se manifestó a favor del poeta y en contra de su corrupto Gobierno.
En ese mismo año, regresó a París, siendo corresponsal de "La Nación" y desempeñó un trabajo para el Ministerio de Instrucción Pública mexicano como compensasión del desaire del dictador.
En 1912 aceptó la oferta de los empresarios uruguayos Rubén y Alfredo Guido para dirigir las revistas "Mundial" y "Elegancias". Por aquella época comienza a escribir su autobiografía. Tras desligarse el contrate con los Guido, se traslada a Mallorca, donde se acentuaran sus problemas de salud derivados del alcohol. En la isla escribe "El oro de Mallorca".
Al estallar la Primera Guerra Mundial, se traslada a América Latina donde intenta promover el pacifismo enfrentándolo al horror de la guerra. Para ello abandono a Francisca con sus dos hijos. Tras un periplo por diferentes países, el insigne escritor falleció en la ciudad de su infancia, León, el 6 de Febrero de 1916. Se iba un grande de la literatura castellana que ha perdurado en todos los amantes de la literatura gracias a unos poemas maravillosos que le hizo ganarse el apodo de "Príncipe de las Letras Castellanas". 
Su vida y obra se pueden consultar en: Rubén Darío - Wikipedia
Las Prosas Profanas las podemos leer en : Prosas profanas - Wikisource

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