A Barcenas le han dejado en la estacada sus abogados. A nivel oficial siempre nos dirán perdida de confianza, pero para que el pueblo llano lo entiendan se refiere a la no comunicación de su entrevista en el mundo. Aunque no me dejare de alegrar (nótese mi ironia) por que Pedro J. tenga los consabidos papeles de Barcenas que, anda como los que tiene PRISA, son fotocopias de los originales. Y como buen ciudadano (otra vez mi ironía) se los entrega al juez.
Desde el periodismo se han acostumbrado a hacer una justicia paralela en la que imputados o gente encauzada por delitos realiza entrevistas y, lo que es peor, es capaz de publicar secretos de sumario filtrados por algún funcionario publico con pocos escrúpulos (decían que era la actividad favorita de Garzón). Encima se atreven a decir que si tuvieran la posibilidad de publicar secretos de sumario o entrevistar a imputados lo harían.
Con respecto a Pedro J. desde que salió el tema de los GAL parece que siempre quiere llevar la voz cantante en según que temas. Desde la justicia se ha de poner coto a determinadas practicas que, por lo menos, no son honestas y que si un periódico pública una información necesaria para llevar a cabo una investigación o entrevistan a determinado personaje diciendo actos delictivos por parte de personas de su entorno, el juez debería llevar, por lo menos, a declarar al director de dicho medio de comunicación, así como al periodista que realizó el reportaje o la entrevista.
El periodismo tiene que ser honrado y que por el hecho de "informar" (algunos lo llaman así cuando es amarillismo puro) no rindan cuentas a nadie. En el caso de las filtraciones es tan culpable el que filtra como lo publica. La libertad de prensa no tiene que ser la excusa perfecta para lavarse las manos como Pilatos. Lo que pasa que hemos pasado de un país en el que se publicaba lo que quería el poder a publicar todo aquello, aunque sea nocivo para las investigaciones judiciales. Ni tanto, ni tan poco. El el termino medio esta la virtud.
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