Páginas

jueves, 20 de junio de 2013

Juicio paralelo

Resulta llamativo que en un país donde se habla de Estado de Derecho, enciendas la televisión y veas a la testigo de un juicio hablando en Telecinco y unos minutos después lo pases a Antena 3 y veas hablando a la misma testigo. Esto me lleva a pensar si estaremos haciendo las cosas bien, si de verdad hacemos todo lo posible para que la justicia sea independiente. Porque cuando hablamos de independencia judicial no debemos hablar exclusivamente con respecto del Poder político, sino del poder de los medios. Una vez se dijo (no recuerdo quien fue el primero) que los medios de comunicación es el cuarto poder, dada la importancia que tienen a la hora de absolver o condenar a una persona de antemano y lo están demostrando.

 
Lo digo con el juicio de la desaparición de los niños de Córdoba porque ha sido el caso más mediático de los últimos años, pero también se puede decir de determinados juicios donde han estado implicado personas famosas (Isabel Pantoja es un ejemplo claro) o algún político (algo, por otra parte, habitual estos días).
Los medios de comunicación tienen que ser responsables y ser lo más objetivos posibles porque si bien es verdad que los linchamientos físicos, hoy en día, no son tan habituales, los linchamientos mediáticos están a la orden del día. Lo peor es que contribuyan ciudadanos llamados como testigos a un juicio, los cuales pueden influenciar en la decisión de un jurado popular.

 
Si esto sigue así, mejor sería que dentro de cualquier juicio, el juez pusiera en una televisión a unos canales tan "concienciados" con la pureza de nuestra sociedad y viera lo que dicen los testigos a los que se llama a declarar y las opiniones de las personas que van a esas tertulias que condenan a los acusados antes de que el mismo juez dicte un veredicto (aunque en el caso de los niños de Córdoba sera un jurado popular que como ya dije que es netamente influenciable y su figura resulta absurda en un Estado de Derecho).
La JUSTICIA se tiene que proteger contra la actitud exculpatoria o condenatoria (generalmente esta última) y hacer todo lo posible para evitar la influencia de estos porque si es muy grave que el político influya o ponga jueces a diestro y siniestro, igual de mal es que cualquier ciudadano, en algunos casos con clarisima demagogia, le diga al que deber dictar sentencia lo que debe o no debe hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario