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miércoles, 12 de junio de 2013

El milagro de Berna

Corría el año 1954. Habían pasado por lo tanto unos 9 años desde la finalización de la II Guerra Mundial. 1954 era un año grande para el fútbol porque se celebraba el Campeonato Mundial en Suiza. La FIFA había reanudado dicha competición hace 4 años en Brasil, despertando el torneo gran interés. Para este Mundial se esperaba lo mismo y no defraudo.
La gran favorita era Hungria. "Los magiares mágicos" con su fútbol preciosista, lleno de poderío ofensivo levantaba expectación allá por donde pasara. Este era el mismo equipo que había ganado los Juegos Olímpicos hace 4 años (en Helsinski), que llevaba 28 partidos sin perder y que había machacado a los inventores del fútbol moderno, Inglaterra, tanto en su casa (3-6 en Wembley) como en Hungría (7-1). No era de extrañar que todo el mundo esperara una victoria aplastante de los húngaros. Hacía parecía ser cuando le metieron, en su debut, 9 goles a Corea del Sur y un 8-3 sin paliativos a una Alemania que todavía estaba maltrecha, tras los estragos derivados de la Guerra y que quería volver a ser grande, empezando por el fútbol.

Puskas chuta a puerta

Alemania Federal (pues el país se había dividido en dos, tras el conflicto mundial) había tenido que sufrir el veto de la FIFA ha participar en el anterior Mundial y llegaba con ganas de demostrar al mundo que poco tenía que ver con la Alemania caótica que había dejado un loco llamado Adolf Hitler y sus secuases.
Alemania se clasifico para las eliminatorias tras apabullar a Turquia con un contundente 7-2 (como vemos en aquella época, lo que importaba era machacar al rival, sin miramientos).
Alemania llego a la final derrotando a Austria por 6-1 con los hermanos Walter, Fritz (el capitán) y Ottmar en plan estelar, anotando dos goles cada uno. Mientras Hungría se clasifico venciendo a la vigente campeona, Uruguay, por 4-2, tras ganar en la prorroga con dos goles de su delantero Kocsis. 

Walter y Puskas, dos genios, dos capitanes, se saludan antes del partido

La final se presentaba para Hungría como la posibilidad de ver cumplido su sueño máximo, por el que había peleado todos estos años, y para Alemania como el resurgir del sentimiento patriótico tan maltrecho, tras la derrota belica de hace cuatro años y el hundimiento en la miseria provocado por los nazis.

Los húngaros celebran el primero, obra de Puskas

El partido enseguida pareció decantarse por los magiares, que haciendo uso de su clásico juego vertiginoso, anotaron dos goles nada más iniciarse el partido. En el mñinuto 6, un tiro hungaro, es rechazado por un defensa alemán, llegando a Puskas que anota el primero. Dos mínutos más tarde, el portero alemán, Turek, no atrapa un balón fácil y Koksis, el más listo de la clase se aprovecha de la confusión, arrebatandole el balón y anotando el 0-2. 

Los alemanes anotan el empate

Eso hubiera debilitado a cualquier equipo, pero ahí nació el espíritu alemán, el que nunca se rinde y los germanos por mediación de Morlock, tras aprovecharse de un rechaze y de Rahn conseguían el empate a dos.

La alegría alemana

A partir de ahí se inició un duelo de poder a poder en donde cualquiera podía anotar el gol de la victoria. Corría el minuto 84 cuando Rahn coge un balón en la frontal. Tras acomodarselo a la izquierda, suelta un trallazo. Parece que el mundo se detenía en ese momento. El grito de los aficionados se oyó por toda Suiza. Goooool. El portero hungaro, Grosics, no podía hacer nada, y los defensas húngaros se desesperaban. Quedaban 6 minutos para el final. Tiempo donde también se dio paso a la polémica con un gol anulado a Puskas por fuera de juego. No hubo tiempo para más. El partido concluía en medio del alboroto germano y la frustración magiar.

Walter, tras recoger la Copa

Alemania había ganado un Mundial increíble a unos magos del fútbol. Se había producido una proeza, que muy pronto la prensa denomino el Milagro de Berna.Y es que cuando Fritz Walter levanto la Copa, se levantaba algo más, el orgullo alemán, un orgullo que había caído, tras el desastre nazi. Allí se gano una Copa y se consiguió la alegría de un país.

Alemania Federal 3-2 Hungría

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