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sábado, 16 de diciembre de 2017

Clásicos Inmortales: La Última Orden

Una de las últimas grandes obras de la época muda del cine, dirigida por Josef von Steinberg (sobran las presentaciones) con un elenco de actores liderado por Emil Jannings y la sorpresa de ver a un jovencísimo William Powell.


En 1928 en Hollywood, el director Leo Andreyev (William Powell) mira a través de fotografías a los actores para su próxima película. Cuando llega a la imagen de un anciano llamado Sergius Alexander (Emil Jannings), hace una pausa y luego le dice a su asistente (Jack Raymond) que lo escoga. Sergius va al Eureka Studio con otros extras y se pone el uniforme de General. Mientras se está vistiendo, otro actor se queja de que sus continuas sacudidas de cabeza le distraen. Sergius por su parte se disculpa y le explica que ello es debido es a una gran conmoción que sufrió años atrás.

Preparandose

Mientras todo esto pasa, la mente se Sergius se remonta a diez años atrás a la Rusia zarista, que se encuentra en medio de la Revolución. El gran Duque Sergius Alexander (el mismo), primo del zar y comandante de todos sus ejércitos, es informado por su ayudante de que dos actores que entretienen a las tropas han sido identificados como peligrosos revolucionarios durante un control rutinario de pasaporte. Él decide jugar con ellos para su diversión. Cuando uno de ellos, Leo Andreyev, actúa de forma insolente, Sergius lo golpea en la cara y lo encarcela.
Por otro lado, lo de la compañera de Andreyev, Natalie Dabrova (Evelyn Brent), es diferente. A pesar del peligro que representa la joven, Sergius la lleva consigo. Después de una semana, el comandante le regala un collar de perlas como muestra de sus sentimientos hacia ella. Natalie se siente confusa. Se da cuenta de que en el fondo Sergius es un hombre de gran honor que ama a Rusia tan profundamente como ella.


Cuando ella lo invita a su habitación, ve una pistola parcialmente oculta, pero deliberadamente le da la espalda. Ella coge el arma, pero siente que no puede disparar. A pesar de sus diferencias políticas, ella se ha enamorado de él.
Cuando los bolcheviques capturan el tren en el que viajan, Natalie pretende despreciar al enamorado Sergius. En lugar de tenerlo fuera de control como hacen sus oficiales, ella sugiere que hagan que alimente carbón en la locomotora hasta llegar a Petrogrado, donde finalmente será ahorcado públicamente. Sin embargo, cuando todos están ebrios, Natalie lo ayuda a escapar, devolviéndole el collar de perlas para financiar su salida del país. Sergius salta del tren. En ese momento desarrolla la conmoción que le hace tener algunos tics nerviosos.


Así han pasado diez años donde Sergius vive en la pobreza más absoluta en su país de acogida, los Estados Unidos, teniendo que actuar como simples extras en producciones de cine. Tanto el director, Leo Andreyev como Sergius se han reconocido y casí como para humillarlo, Leo le da un papel irónicamente calculado: General ruso en una escena bélica.


Él está dispuesto a dar un discurso a un grupo de actores que interpretan a sus desanimados hombres, pero cuando un soldado intenta incitar un motín, diciéndole al General que "has dado tu última orden", Sergius golpea al hombre tal y como una vez había golpeado a Leo. Perdiendo su control sobre la realidad, el antiguo comandante de las tropas zaristas se imagina a sí mismo estando efectivamente en un campo de batalla, asediado por enemigos, y apasionadamente insta a sus hombres a luchar por la madre Rusia. Es tal su fuerza y firmeza, la creencia de que va a enfrentarse a un ejercito, que acaba desfalleciendo. En sus últimas palabras, Sergius le pregunta al director si han ganado. Movido por una gran emoción, Leo le dice que sí, muriendo deftinitivamente. Tras esto, el asistente comenta: "Ese tipo fue un gran actor" a lo que Leo responde: "Era más que un gran actor; era un gran hombre".


Mezclando aquello del cine dentro del cine y la historia de aquellos años de revolución y contrarevolución en Rusía, la película nos habla del Amor (tanto hacía una mujer como a la propia Patría), la tragedía y el deber con una muestra visual maravillosa con un impresionante Emil Jannings, salido del expresionismo alemán, el cual gracías a esta actuación consiguió el primer Oscar al Mejor al Mejor Actor. Una interpretación extraordinaria para una obra grandiosa. 

Ficha

Dirección
Josef Von Sternberg
Producción
Jesse L. Lasky
Adolph Zukor
Guión
Lajos Biro
Fotografía
Bert Glennon
 
Otros datos

País
Estados Unidos
Año
1928
Género
Drama
Duración
85’
 
Protagonistas

Actor
Personaje
Emil Jannings
Gran Duque Sergius Alexander
Evelyn Brent
Natalie Dabrova
William Powell
Leo Andreyev
Jack Raymond
El asistente
 
Premios
Oscar

Categoría
Persona
Oscar al Mejor Actor
Emil Jannings

El actor

 
La huida

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