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viernes, 24 de julio de 2015

El laberinto del Minotauro

Cuenta la historia mitológica que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió al Dios Poseidón, hermano de su padre, apoyo para que su gente lo aclamara como un temprano rey, ya que su padre Asterión, esposo de su madre, era el antiguo Rey, ya difunto de Creta. Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre. Pero Minos fascinado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro,  esperando que el mismo Poseridón, Dios del océano, no se diera cuenta del cambio. Sin embargo, Poseidón se enteró y llenó de ira para vengarse, inspiró en Pasífae, esposa de Minos, un deseo tan insólito por el hermoso toro blanco que Minos guardó para sí. Para consumar su unión con el animal, Pasífae requirió la pidió a Dédalo, que construyera una vaca de madera recubierta con piel de vaca auténtica para que ella se metiera y el toro yaciera con ella, creyendo que era una vaca de verdad. De esta llamativa unión, nacería un ser tan impresionante como único: el minotauro al que llamaron Asterión.


Sin embargo, el castillo de Poseidón siguió aún después de todo eso. El Minotauro sólo comía carne humana y a medida que pasaba el tiempo se hizo más salvaje. El hábil arquitecto Dédalo para controlarlo construyó el laberinto de Creta, una estructura enorme compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, donde en el centro de la mencionada estructura se abandonó al minotauro. 

Dédalo presenta la vaca artificial a Pasífae

Mientras todo esto tenía lugar, uno de los hijos de Minos, Androgeo, fue asesinado en Atenas después de una competición olímpica en la que había ganado. El Rey de Creta declaró la guerra a los atenienses, consiguiendo la victoria. La victoria de Minos impuso varios condiciones y según se cuenta el oráculo de Delfos fue quien aconsejó a los atenienses ofrecer un tributo a Creta. De esta forma, una de las condiciones era entregar siete jóvenes y siete doncellas como sacrificio para el Minotauro, de las cuales el enorme animal se alimentaria. 
Todo esto duró hasta la llegada de Teseo a Creta con el objetivo de matar al minotauro. El joven y Ariadna, hija del Rey, se enamoraron, diciéndole a ella que iba a acabar con ese monstruo. A pesar de las advertencias de Ariadna, ésta no le convenció de lo que sería una muerte segura debido a lo enrevesado del laberinto, así como por la brutalidad del animal. 

Teseo y Ariadna

Es por eso que Ariadna le facilito a Teseo un ovillo de hilo, ingeniado por Dédalo, el cual le haría encontrar al monstruo y posteriormente enrollarlo para encontrar la salida. Y así ocurrió. Teseo entró en el laberinto hasta encontrarse con el enorme Minotauro, al que dio muerte a puñetazos y posteriormente encogió el hilo, pudiendo salir del laberinto y, acompañado por el resto de atenienses y por Ariadna, embarcó de vuelta a Atenas.


Esta es una de las historias más extraordinarias de la mitología helena y de toda una cultura como fue la que recibió el nombre del Rey protagonista de esta historia de principio a fin: La cultura Minoica. 

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